¡Cómo hemos cambiado!

Hace más de 50 años que Central Lechera Asturiana echó a andar como una cooperativa de ganaderos. Eran tiempos convulsos para la ganadería asturiana y esta empresa fue clave para revertir la situación. Hoy, como todos sabemos, es una de las grandes empresas de alimentación española y una referencia en el sector.

Aunque esta empresa tiene unos cuántos años más que yo, he podido ver su evolución en varias décadas. Todavía recuerdo cuando iba a la panadería a comprar pan y leche… y nada más. Y la leche venía en una bolsas de plástico con el logo de la empresa. Sin duda, el envase, o el packaging como se dice ahora, puede ser una buena forma de recordar la trayectoria de esta empresa.

En la década de los 70, Central Lechera Asturiana vivió un rápido crecimiento, diversificando sus productos. La leche en polvo es fundamental a partir de ese momento para la fabricación de muchos derivados sorteando la estacionalidad: de esta forma, se podían fabricar derivados como yogures y mantequilla durante todo el año. Así mismo, también se ponen en el mercado la leche semidesnatada asturiana que junto a la entera y la desnatada serán desde ese momento el “tridente” de cualquier firma láctea.

Paralelamente, es en esa década cuando llega la botella de plástico y un poco más adelante el envase de cartón. Y aunque los materiales con que se hacen los envases ya no han cambiado tanto, sí lo ha hecho el diseño. Aunque Central Lechera Asturiana sea una empresa tan importante, la competencia es feroz. O dicho de otra forma: si Coca-Cola cambia cada poco tiempo detalles de su famoso diseño de lata, ¿cómo no lo va hacer la Asturiana?

El azul para la leche semidesnatada asturiana, el verde para la desnatada y el rojo para la entera. Ahora todos tenemos claro qué color es el de cada tipo de leche, pero no fue hace tanto tiempo cuando empezó esta estrategia a la que se han unido más colores, como el morada para la leche sin lactosa. Como se suele decir, para gustos, colores.