La primera vez que asistí a una feria de coches de segunda mano fue con mi padre cuando no era más que un niño. A mi padre le fascinaban los coches y solía cambiar bastante. Pero como tampoco es que anduviésemos sobrados de dinero acudía al mercado de ocasión para calmar sus ansias de cambiar de vehículo. Fue así como me empecé a aficionar a las ferias.
Entre los que nos gustan los coches, hay de todo: están los que aborrecen las ferias y los que no se pierden ni una si cae cerca. Yo, por supuesto, soy de los segundos. Los que no soportan las ferias suelen criticarlas diciendo que allí solo compran los inexpertos, y que lo más habitual es que te den gato por liebre. Algo de razón tienen, pero hay que explicarse.
La de coches de ocasión ourense fue la última feria que visité y la experiencia fue positiva. Lo primero que conviene aclarar es que nadie te pone una pistola en la cabeza para comprar en esta clase de ferias… ni en ningún otro sitio. Si tú compras algo, sea donde sea, debes tener el criterio para poder distinguir si la compra es acertada o no.
De todas formas, lo que se refieren los críticos es que en las ferias de coches de segunda mano hay más posibilidades de que te engañen. Tal vez sea cierto, hay más picaresca, por eso debemos extremar las precauciones. Pero a mi modo de ver, las ferias son la mejor forma para conocer de primera mano el estado de la cuestión.
Por ejemplo, en la feria de coches de ocasión ourense había más de 300 coches. Si uno se centra en el perfil que está buscando, puedes tener unos 30-40 coches. ¿Que estás buscando SUVs? Pues vas a tener un montón. ¿Que prefieres un utilitario? Lo mismo. Las ferias son una buena manera de ahorrar tiempo al poder ver muchos coches en el mismo espacio.
Y luego están los descuentos. En este último salón celebrado en Ourense me aseguraron que había descuento de entre 3.000 y 5.000 euros de media, lo que no está nada mal. Eso sí, siempre hay que asegurarse de que ese descuento es real en relación al mercado.