2020 será recordado durante muchos años, también desde un punto de vista laboral. La mayor parte de trabajadores se han visto afectados por la situación extraordinaria y, aunque una pequeña parte de ellos se han beneficiado a la par que algunas empresas y sectores, lo cierto que es que la mayoría hemos perdido. En mi caso no ha sido diferente.
Como diseñador gráfico mi trabajo está muy vinculado a la publicidad y como la publicidad siempre se reduce en épocas de crisis esta vez también me ha tocado replegarme esperando tiempos mejores. Pero como no es la primera crisis que vivo ya tengo experiencia. Durante los periodos de menor trabajo hay que aprovechar el tiempo para dar un paso adelante cuando escampe. Y eso es lo que estoy haciendo.
Una de las formas de progresar para un trabajador autónomo como yo es la forma de darse a conocer al cliente. No tengo detrás una empresa que ofrezca su imagen por lo que la imagen la tengo que ‘diseñar’ yo mismo. Y creo que este aspecto se puede mejorar. Por eso estoy trabajando en elementos como las tarjetas de presentacion para ofrecer a potenciales clientes en reuniones, eventos y contactos que puedan ir surgiendo.
Este tipo de detalles son los que a veces marcan la diferencia. Y yo lo sé bien porque he diseñado bastantes tarjetas de esta clase para diversos clientes. Pero como se suele decir, a veces en casa del herrero, cuchillo de palo. Como estaba bastante cubierto en cuanto al trabajo, no tenía la necesidad de ocuparme tanto de mi propia imagen porque la mayoría de los clientes me conocían de varios años: no necesitaba venderme porque ya saben lo que puedo ofrecer.
Pero ahora la historia es diferente. Necesito nuevos clientes y necesito que me conozcan. En este sentido, las tarjetas de presentación pueden ser una forma de darme a conocer y más teniendo en cuenta a lo que me dedico. Pero, precisamente por eso, tengo que ser muy cuidadosa y detallista a la hora de diseñar y de buscar una firma que me ofrezca la mejor calidad para que ese diseño se haga realidad.