Ir a la compra es como ir a votar 

Escuché el otro día a alguien decir que ir a la compra era como ir a votar, que solo podemos escoger entre lo malo y lo peor. Desde luego, una cosa sí se puede decir: como la historia siga así tendremos que ir a votar una vez a la semana. De hecho, no estaría mal, votar cada semana como en el Gran Hermano e ir eliminando políticos del Parlamento. A ver quién aguanta en un par de meses en el hemiciclo. 

En cuanto al supermercado es cierto que actualmente hay un poco de confusión pero creo que las exigencias de los consumidores están obligando de alguna manera a las empresas a ponerse las pilas, y no solo a sus departamentos de marketing, sino a los productores que es lo que al consumidor realmente le interesa. Es cierto que, hoy en día, es casi más importante cómo vendes un producto que el producto en sí. Una mala campaña de marketing para un producto de calidad lo puede arruinar. Sin embargo, una buena campaña para un producto dudoso puede conseguir colarlo en nuestra despensa.

Últimamente hay mucha polémica con respecto a la leche sin lactosa. Desde los que la han celebrado por el hecho de tener alergia o ser intolerantes a la lactosa hasta los que la critican por sus agresivas campañas de marketing. Y es que existe una cierta tendencia a consumir productos “sin” que lleve aquello de “light” o “zero” porque consideramos que son más sanos.

Es lo que ocurre con el gluten. Para los celíacos es algo fundamental que existan productos sin gluten pero el que no tiene intolerancia a esa proteína de los cereales no tienen por qué comer productos sin gluten, de hecho hasta podría ser perjudicial. Lo mismo sucede con la leche sin lactosa. Los que no tienen intolerancia no tienen necesidad de eliminar la lactosa de su dieta. Al contrario, algunos estudios alertan de que es incluso peligroso. Pero los magos del marketing hacen creer a los consumidores que esta clase de productos indicados para intolerantes son buenos para todo el mundo. Es como ponerse la venda antes de la herida, no tiene sentido… Pero así es el ser humano.