‘Park and ride’, la modalidad de aparcamiento que triunfa en Madrid

Estacionar gratis y fomentar el transporte público reduciendo los atascos y la contaminación: estas son las ventajas del park and ride («aparca y pasea» en español), la modalidad de parking con mayor proyección de crecimiento en la Comunidad de Madrid. En esencia, facilita a los conductores la localización de aparcamientos gratuitos en zonas próximas a estaciones de autobuses, de tren y de metro, brindándoles así una conexión adecuada con los principales centros de interés de la capital española.

 

Estos parkings en Madrid, denominados también como intercambiadores y aparcamientos disuasorios, se remonta a la década de los sesenta en el Reino Unido y han sido adoptadas por las grandes capitales y urbes europeas. Hoy existen aplicaciones para móviles (Airport Park & Ride, Portway Park & Ride, etcétera) que simplifican aún más el acceso a este tipo de estacionamiento.

 

Optimizar la movilidad sostenible es una de las ventajas asociadas a la utilización de plazas park and ride. Estos aparcamientos contribuyen a la descongestión del tráfico en ciudades, sin comprometer las necesidades de desplazamiento diario de grandes poblaciones como la madrileña. La reducción de los atascos supone un ahorro de tiempo y de dinero para los conductores, además de aliviar problemas como el estrés y la infelicidad que diversas investigaciones aseguran que se disparan en estas ‘junglas’ de cristal.

 

La movilidad urbana no es la única beneficiada del park and ride, pues también la habitabilidad en las ciudades y el medio ambiente en general salen fortalecidos con el uso de estas plazas de aparcamiento. Y es que los embotellamientos de tráfico son responsables de gran parte de la polución del aire de Madrid, de manera que su disminución redunda en la salud de viajeros y residentes. Contextualizando este beneficio, se señalará que las muertes por emisiones contaminantes ascienden a 3,3 millones al año, una cifra superior a la malaria, la gripe y otras enfermedades.

 

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce en los aparcamientos disuasorios. Las voces más críticas con estas plazas califican de contraproducentes sus efectos, pues aunque es cierto que reducen el uso vehicular en las zonas céntricas, lo aumentan en las periferias, en perjuicio de los residentes de municipios y distritos allí localizados.