Una buena inversión 

No soy de esas personas que mira hasta el precio de los yogures naturales en el supermercado. Me gustaría no tener que preocuparme por el dinero y no mirar nunca cuánto tengo en la cuenta o si puedo o no pagarme mis gastos. Pero la vida es como es y necesitamos estar siempre con un ojo en el dinero si no queremos tener problemas. Por eso cambié de seguro médico. 

La primera vez que tuve un seguro médico fue a través del trabajo de mi mujer. Me sugirió si quería darme de alta en el seguro que tenía por la empresa que, al parecer, ofrecía descuentos para familiares. Acepté, aunque por aquella época es cierto que apenas iba al médico. Así es que los dos primeros años apenas usé el seguro. Una vez que surgieron unos problemas de salud ya sí que me vino bien tener seguro para evitar largas esperas y acelerar los diagnósticos. 

Un buen día me dio por calcular lo que estaba pagando mi mujer por el seguro de los tres incluyendo a mi hijo y se me quedaron los ojos como platos. Acto seguido busqué por internet Seguro medico autonomos para comparar. Y me llevé una desagradable sorpresa: llevaba cinco años pagando de más por mi seguro creyendo que al estar incluido en el de la empresa de mi mujer iba a estar más cómodo.

Porque cómodo era y no tenía queja del funcionamiento del seguro a nivel de salud, pruebas y médicos. Pero a nivel de precio lo iba a conseguir más barato haciéndomelo yo mismo. Por otro lado, había que tener en cuenta la fiscalidad. El seguro médico desgrava para los autónomos siempre y cuando seas el titular de la póliza, claro. Como en el seguro de mi mujer ella era la titular yo no podía desgravar. Así pues, decidí, por una vez, hacer una buena inversión y solicitar un Seguro medico autónomos. No solo era más barato manteniendo buena parte de los servicios, sino que me iba a beneficiar en la declaración de la renta, que nunca viene mal.